El próximo 29 de junio es el día mundial de la esclerodermia. Este año se quiere dar visibilidad y difusión con un hermoso mensaje cargado de esperanza:
"De la mano, para un futuro mejor..."
"De la mano, para un futuro mejor..."
Como he hecho referencia en numerosos posts de años anteriores, la esclerodermia es una enfermedad autoinmune poco frecuente, realmente un enigma sin resolver, donde escasea la investigación e inversión de intereses económicos para hallar una cura, o un medicamento en concreto, que garantice una buena calidad de vida o mejora de síntomas. No hay listado fiable de fármacos para un mismo grupo de pacientes y en los últimos cinco años, el único avance que a día de hoy hacen referencia de manera dudosa pero esperanzadora, es que todo sea PROBABLEMENTE cuestión genética, como culpable del desarrollo de esta enfermedad.
No pretendo ser pesimista, pero sí realista. Es una realidad que no se le da guerra en redes sociales, ni en el mundo net...
Demasiado silencio en comparación con otras enfermedades poco frecuentes, pero no por eso menos importante. La esclerodermia también existe!!!
Demasiado silencio en comparación con otras enfermedades poco frecuentes, pero no por eso menos importante. La esclerodermia también existe!!!
Aparte del girasol, existe una imagen muy destacada que representa la esclerodermia: El cuadro de un influyente pintor Suizo: Paul Klee, que fue diagnosticado de esta enfermedad.
De ahí que se celebre el día 29 el día mundial de la esclerodermia, en homenaje al día de su fallecimiento, y a su enigmático, transcendental e irónico punto de vista que transmitía a través de sus creaciones.
Mi post de este año lo voy a dedicar a la historia y curiosa filosofía de este gran artista.
Mi post de este año lo voy a dedicar a la historia y curiosa filosofía de este gran artista.
"Dejo ahora el trabajo. Me he compenetrado del ambiente de una manera tan suave, que, sin esforzarme, me siento cada vez más seguro. El color me domina. No necesito ir en busca de él. Me posee, lo sé bien. He aquí el sentido de este momento feliz: yo y el color somos uno. Soy pintor".
Paul Klee
PAUL KLEE. SU PRESENCIA RESULTABA ENIGMÁTICA |
Klee nació cerca de Berna, Suiza, el 18 de diciembre de 1879, en una familia de músicos, de padre alemán y madre Suiza. De su padre obtuvo la ciudadanía alemana, que usaría toda su vida, dado que Suiza se negó a darle ciudadanía tras su exilio durante la persecución nazi. Klee trabajaba al óleo, acuarela, tinta y otros materiales, generalmente combinándolos en un solo trabajo. En sus cuadros hacía hincapié a la música, la poesía y los sueños, incluyendo notas musicales y palabras.
A sus 17 años se instaló en Munich, donde realizó estudios de arte en una escuela privada y también en la Academia de Bellas Artes de la ciudad. Tras regresar de un viaje a Italia, prosiguió su proceso formativo centrándose en la música, lo gráfico, la lectura de clásicos y en la observación de las obras de grandes artistas como Blake, Goya y en París, de Leonardo y Rembrandt. Posteriormente realizó una serie de dibujos inspirados en Van Gogh, Matisse y otros representantes de la escuela francesa.
En 1911 entró en contacto con el grupo Blaue Reiter (El Jinete Azul) donde se codeó con artistas como Wassily Kandinsky y Franz Marc.
Entre el 1920 y el 1931 trabajó como profesor en la Bauhaus, la escuela alemana de arte más vanguardista.
LA ESCUELA DE ARTE BAUHAUS |
Klee descubrió el color y marcó un inicio de un nuevo estilo a raíz de un viaje a África en 1914. Fue como un antes y un después, tras ese viaje al continente Africano.
Sus pinturas y acuarelas mostraron el dominio de unas armonías cromáticas delicadas.
Desde 1935, afectado una esclerodermia, usa un estilo claro, sencillo, caracterizado por líneas gruesas como de carboncillo y grandes áreas de colores matizados. Sus temas artísticos durante este periodo adoptaron un tono pesimista, como en La Muerte y el Fuego (1940, Kunstmuseum, Berna, Suiza). El 29 de junio de ese año, a los sesenta de edad, Paul Klee muere en un sanatorio de Muralto-Locarno.
Fue su último cuadro y también cierra la exposición en la Tate Modern. Lo encontramos colgando de una pared negra, idéntica a la que Paul Klee hizo pintar en su taller de la Bauhaus para exponer sus obras acabadas. El pintor tuvo la ocurrencia de plasmar un puñado de flores de colores intensos y trazo algo infantil, en oposición frontal con lo que tocaba vivir, que había teñido su obra de tonos sombríos y augurios fáusticos durante la década anterior.
Nadie entendió muy bien a qué venía ese lienzo. “Desprende una incomprensible sensación de alegría, música y libertad”, escribió un crítico suizo al verlo. Klee lo pintó en 1940, solo unas semanas antes de su muerte por esclerodermia.
Nadie entendió muy bien a qué venía ese lienzo. “Desprende una incomprensible sensación de alegría, música y libertad”, escribió un crítico suizo al verlo. Klee lo pintó en 1940, solo unas semanas antes de su muerte por esclerodermia.
Lo tituló Flores del crepúsculo y corrió a añadirlo al listado de obras que tenía pensado exhibir en Zurich, en la que convertiría en su última exposición en vida.
ROSE VIENTO |
“Encontramos esa lista en un archivo suizo. Klee añadió el cuadro en el último minuto, con un bolígrafo de otro color. Era consciente de que su vida terminaba, pero quiso ponerle punto final con una extraña nota de optimismo”, relata el responsable de exposiciones de la Tate Modern, Matthew Gale. El colofón final a su trayectoria quedaría marcado por ese enigma, tal como una obra marcada por las mismas contradicciones que ese exótico cuadro trazado con desesperado optimismo.
LA RELIGIÓN PAGANA DEL COLOR... |
La religión de Klee fue el color, tras su "mágica"experiencia en África. Lo encontramos en sus polifonías y en sus peces mágicos, pero también en sus pinturas ancestrales y en sus lienzos más fantasmagóricos.
De vuelta a casa, sus acuarelas cuadriculadas empezaron a reproducir los colores observados en ese viaje iniciático. Los convirtió en su gramática personal, que conjugaría en cientos de cuadros de pequeño formato, que fuerzan a quien los observa a afilar la mirada si pretende descifrarlos. Sus sistemas geométricos reproducen la obsesión por el movimiento de Klee, así como la influencia de la composición musical en la pintura (fue un excelente violinista y no dudó en conectar las dos disciplinas) o la reinterpretación de géneros clásicos como el paisajismo y la naturaleza muerta.
De vuelta a casa, sus acuarelas cuadriculadas empezaron a reproducir los colores observados en ese viaje iniciático. Los convirtió en su gramática personal, que conjugaría en cientos de cuadros de pequeño formato, que fuerzan a quien los observa a afilar la mirada si pretende descifrarlos. Sus sistemas geométricos reproducen la obsesión por el movimiento de Klee, así como la influencia de la composición musical en la pintura (fue un excelente violinista y no dudó en conectar las dos disciplinas) o la reinterpretación de géneros clásicos como el paisajismo y la naturaleza muerta.
Para Klee, cada nuevo cuadro suponía un nuevo reto. El pintor polaco Jankel Adler, uno de sus colegas en la Academia de Dusseldorf (donde dio clases cuando los nazis cerraron la Bauhaus), aseguraba que, cuando Klee empezaba un cuadro, sentía “la agitación que debió de tener Colón al descubrir un continente, entre un presentimiento temeroso y la vaga sensación de encontrarse en el buen camino”.
Sus exposiciones, insisten en demostrar que el contexto histórico fue determinante en su proceso creativo. Klee pintó mientras regímenes políticos de distinto signo se encadenaban en la Europa de entreguerras, la inflación aumentaba y el antisemitismo avanzaba imparable. “Klee no pudo mantenerse al margen de lo que sucedía alrededor. En su obra se observa la voluntad de entender qué utilidad podía tener el arte en esas circunstancias”, apunta Gale, responsable del Tate Modern.
Klee sabía en qué consistía su misión. Para él, la pintura no era una evasión, sino casi un instrumento visionario. Los artistas de la época, con los surrealistas a la cabeza, tenían la misma fijación: encontrar los mundos paralelos que sospechaban que se escondían tras la llamada realidad. A veces, de manera literal. Él experimentó con el esgrafiado de óleo para averiguar qué se escondía bajo la superficie. El arte tenía que servir para encontrar “la realidad detrás de las cosas visibles”, en palabras del propio Klee. “Creía que era una manera de que lo invisible se manifestara. Siempre se ha creído que se refería a la abstracción, aunque puede que su definición fuera más general”, apunta el comisario. De hecho, Klee nunca se ciñó a un estilo ni a una escuela. “Su arte respondía a una visión propia e interna y no se enmarcó en un grupo, como la mayoría de artistas de vanguardia. En ese sentido, se trata de un personaje aparte dentro de las vanguardias, que trasciende su período histórico. Por eso el eco de su obra sigue resonando hoy”, concluye Gale.
Klee decía a sus alumnos que pintar consistía en “sacar a la línea de paseo”. Puede que hubiera algo más. Entre sus retículas dislocadas, prismas fragmentados y garabatos angustiados se entrevé una lejana silueta: la del nuevo paradigma estético que se impondrá tras la hecatombe bélica. Otra de sus citas lo deja todavía más claro: “Un pintor no debe pintar lo que ve, sino lo que se verá”.
“No hace falta que nadie ironice sobre mí… ya lo hago yo por ellos”, dejó dicho este auténtico “alborotador intelectual” como lo define Angela Lampe delante de Insula Dulcamara, la pintura de mayor formato de la exposición. Para Klee la ironía era “una bufonada trascendental”, y evidentemente aquí la palabra clave es trascendental, no bufonada. Él tenía la ambición de trascender, está claro, cuando pinta otra de las obras presentes en el Pompidou, en la que muy sutil pero muy claramente hace saltar por los aires la célebre cruz negra de Malevich, uno de los iconos del movimiento suprematista y sus dogmáticos seguidores, que habían masacrado a Klee por considerarlo un artista puramente individualista y, por lo tanto, un burgués enemigo del pueblo. Pero la venganza es un cuadro que se sirve frío, debió de pensar el acusado.
Flechas negras (en algunos casos, como símbolo de rechazo al nazismo), criaturas fantásticas, colores comprimidos en cuadrículas (metáfora de su admiración, vampirización y luego crítica al cubismo), soles, lunas, inspiración primitivista… la exposición L’ ironie à l’ oeuvre (La ironía en acción) recorre toda la carrera de Paul Klee. Desde sus inicios en Berna y su formación en Munich hasta sus enseñanzas durante 10 años como profesor en la Bauhaus.
Flechas negras (en algunos casos, como símbolo de rechazo al nazismo), criaturas fantásticas, colores comprimidos en cuadrículas (metáfora de su admiración, vampirización y luego crítica al cubismo), soles, lunas, inspiración primitivista… la exposición L’ ironie à l’ oeuvre (La ironía en acción) recorre toda la carrera de Paul Klee. Desde sus inicios en Berna y su formación en Munich hasta sus enseñanzas durante 10 años como profesor en la Bauhaus.
Como habéis podido leer, fue un artista con un punto de vista muy interesante, pues su sensibilidad a todos los sucesos históricos y personales que lo rodeaban, los plasmaba como una vía de escape en sus obras. No se dejaba influenciar por nadie, ni por modas y tenía una filosofía de vida, muy profunda.
Personalmente, no me había parado a explorar más a fondo, este artista que tantas veces he mencionado en mi blog. Ha sido una sorpresa descubrir su manera de pensar.
Para finalizar, os dejo con una de sus reflexiones que me ha impactado. Si hay algo que nos produce malestar, y emociones contradictorias, es la incertidumbre!! Pues para el Sr. Klee, vivir en incertidumbre era y es, una verdadera aventura!! Qué aburrido si la vida no nos sorprendiera...tanto para mal, como para bien, no aprenderíamos nada.
"Lo mejor de las certidumbres es que siempre están a mano. Uno eleva la mano al aire, la abre y es capaz de atrapar varias casi sin querer.
Por ejemplo, la cotidiana carne de tertulia. Lo peor de ellas es que no exigen gimnasia y el circuito neuronal se afofa. Lo peor del sentido crítico, el espíritu de la contradicción y la innegociable reacción de replanteamiento, es que solo está al alcance de los más honestos consigo mismo.
Sujetos mal vistos por gran parte del cuerpo social pero dispuestos a pagar peaje, aguafiestas irredentos y proscritos sin otra meta que hurgar en las evidencias, cuando todo es tan relativo, salvo la muerte, las matemáticas y poco más." klee.
La irónica teoría de la incertidumbre...llamada esclerodermia...
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Un abrazo bien grande!!
Fuentes:
El país cultural.
Wikipedia.
Biografiasyvidas.com